“Queridos hijos, os llamo y vengo entre vosotros
porque os necesito. Necesito apóstoles con
un corazón puro . Oro, y orad también vosotros, para que el Espíritu Santo os
capacite y os guíe, os ilumine y os llene de amor y de humildad. Orad para que
os llene de gracia y de misericordia. Solo entonces me comprenderéis, hijos
míos. Solo entonces comprenderéis mi dolor por aquellos que no han conocido el
amor de Dios. Entonces podréis ayudarme. Seréis mis portadores de la luz del
amor de Dios. Iluminaréis el camino a quienes les han sido concedidos los ojos,
pero no quieren ver. Yo deseo que todos mis hijos vean a Mi Hijo. Yo deseo que
todos mis hijos experimenten Su Reino. Os invito nuevamente y os suplico: orad
por aquellos que Mi Hijo ha llamado . ¡Os doy las gracias!”