“Queridos
hijos: aquí estoy entre ustedes para alentarlos, para llenarlos con mi amor y
para invitarlos nuevamente a ser testigos del amor de mi Hijo. Muchos de mis
hijos no tienen esperanza, no tienen paz, no tienen amor. Ellos buscan a mi
Hijo, pero no saben cómo ni dónde encontrarlo. Mi Hijo les abre a ellos sus
brazos, y ustedes ayúdenlos a que lleguen a Su abrazo. Hijos míos, por eso
deben orar por el amor. Deben orar mucho, mucho para que siempre tengan ustedes
más amor, porque el amor vence la muerte y hace que la vida
perdure. Apóstoles de mi amor, hijos míos, con un corazón simple y
sincero, únanse siempre en oración por muy lejos que estén los unos de los
otros. Anímense mutuamente en el crecimiento espiritual, como yo los animo a
ustedes. Yo velo por ustedes y estoy junto a ustedes siempre que piensan en
mí. Oren también por sus pastores: por aquellos que han renunciado a todo
por mi Hijo y por ustedes. ¡Ámenlos y oren por ellos! El Padre Celestial
escucha sus oraciones. ¡Les doy las gracias!”