« Queridos hijos, el Padre no los abandona a merced de ustedes mismos. Su Amor es inconmensurable, amor que me conduce a ustedes para ayudarlos a conocerlo para que todos, por medio de mi Hijo, puedan llamarlo con todo el corazón "Padre", y para que puedan ser un pueblo en la familia de Dios. Pero, hijos míos, no olviden que ustedes no están en este mundo sólo para ustedes, y que yo no los estoy llamando aquí sólo para su único beneficio. Los que siguen a mi Hijo piensan en el hermano en Cristo como si se tratase de ellos mismos y no conocen el egoísmo. Por eso, deseo que ustedes sean la luz de mi Hijo, que ustedes iluminen el camino a todos aquellos que no han conocido al Padre, a todos aquellos que deambulan en la tiniebla del pecado, de la desesperación, del dolor y de la soledad, y que con su vida les muestren a ellos el amor de Dios. Estoy con ustedes. Si abren sus corazones los guiaré. Nuevamente los invito a que oren por sus pastores. Gracias. »